PETER PAN

En esta sociedad nuestra, son infinidad la lista de fenómenos que pueblan la lista de síndromes que afectan al personal. Uno de ellos, de común conocimiento, es el llamado "de Peter Pan". Para aquellos que no conozcáis tal personaje, Peter Pan era un individuo que se plantó en la infancia, negándose a crecer y convirtiéndose en el cabecilla de los niños perdidos en la lejana isla de Nunca Jamás (no, no es la casa del difunto Michael Jackson).
 
Así, se dice de aquellas personas que, frente al paso de los años, se mantienen con una actitud un tanto infantil, que están aquejadas de dicho síndrome. ¿Y eso es malo?
 
Yo diferenciaría, claramente, dos casos. Por un lado, el de quienes mantienen una actitud jovial pese a la acumulación de aniversarios, mostrando esa energía y vitalidad  características de los niños, sin que ello implique falta de seriedad y consciencia a la hora de relacionarse con los demás, ya sea profesional o afectivamente. Siendo de este modo, me parece que es un síndrome del todo envidiable, contar con una persona alegre que no deja de moverse.
 
Por contra, los hay que se aferran a comportamientos egoístas, tontos y repletos de excusas baratas a la hora de negarse a hacer algo, reclamar cualquier objeto o evento, o protestar frente a una situación. Y todo ello de forma desproporcionada. Son los pertenecientes a este último grupo los que tiran para atrás, emanando en nuestro interior un pensamiento del tipo "tendrá taytantos tacos, pero sigue siendo un puto niñato".
 
Por ello, desde aquí brindo para que todos alberguemos un poquito de ese espíritu jovial de Peter Pan… y las pataletas se las dejemos a los mocosos.

~ por Sir Worth en 1 julio, 2009.

4 respuestas to “PETER PAN”

  1. Genial reflexión, amigo Sir. Intento aplicarla en mí mismo aunque, hay que decirlo, a veces cuesta. Un saludo!!!

  2. Uy, uy, uy!

  3. Tienes más razón que la hostia, como siempre, Sir. Hay que mantener un espíritu joven, pero sin joder a los demás.

  4. He aquí una chica lista e inteligente donde las haya; si no, no tenéis más que mirar la primera frase de su comentario. Y es que siempre tengo razón (juo, juo)

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